Haciendo deporte en la nube
Por Javier Villarreal
“Lo que no se mide, no se puede mejorar”. Con ese principio, aplicable tanto al mundo empresarial como al personal, muchos deportistas hemos apuntado meticulosamente durante años nuestros entrenamientos, observado nuestros progresos y, a partir de ciertas edades, intentado no perder demasiado la forma física.
De esa necesidad, y cuando la tecnología de posicionamiento global (GPS) se popularizó en los dispositivos móviles, surgieron multitud de aplicaciones -como Sportstracker o Endomondo-, capaces de registrar distancia, velocidad, recorrido y datos adicionales que permitían medir nuestro rendimiento físico.
Dejando aparte el lado práctico y de ahorro de tiempo de estas aplicaciones deportivas a la hora de registrar y medir, su éxito es un gran ejemplo de la confluencia de las cuatro grandes “corrientes tecnológicas” que estamos viviendo, y que voy a detallar a lo largo del artículo: Cloud, Analítica/Big Data, Movilidad y Social (conocidas por la abreviatura CAMS).
¿Cuáles han sido los motivos -tecnológicos- del éxito de estas aplicaciones?
1) Utilizan tecnología Cloud: Esta palabra tan utilizada entre los “tecnólogos”, y a la vez tan carente de sentido para muchísimas personas, define uno de los elementos clave en el campo de las aplicaciones deportivas.
– A los usuarios (deportistas) les permite acceder a sus datos de entrenamiento o actividad física desde su smartphone, tableta, PC o cualquier otro dispositivo con un navegador de internet.
– A los fabricantes les ofrece la posibilidad de utilizar ordenadores y discos de gran potencia y capacidad para servir a millones de usuarios sin necesidad de realizar grandes inversiones, pagando por el uso y con una capacidad de crecimiento casi infinita.
– Por ejemplo, Fitbit, como muchas startups, eligió la tecnología cloud para desarrollar su primer producto, un podómetro lanzado en las navidades de 2009. En enero de 2014, según la consultora NPD Group, Fitbit había conseguido hacerse con un 77% de la cuota de mercado de los monitores de actividad (“full body activity trackers”) y es la aplicación de fitness nª 1 en Apple Store. En un futuro no muy lejano, las capacidades de Fitbit combinadas con tecnologías cloud como Softlayer, van a suponer una auténtica revolución en el mundo de la salud.
2) Explotan Big Data y herramientas de analítica: Seguimos con la jerga que asusta a los menos tecnológicos…. ¿qué tiene que ver con mi deporte y,sobre todo, qué me aporta a mí como deportista? Citaré algunos ejemplos:
– Strava, una de las aplicaciones más populares entre los ciclistas, recoge cada semana más de 2,5 millones de rutas y billones de puntos GPS. Pues bien, mediante su solución “Strava Metro, está vendiendo esa ingente cantidad de información a ayuntamientos y responsables de transporte público de grandes ciudades para establecer medidas de seguridad en los trayectos más utilizados por los ciclistas y planificar actuaciones (carriles bici, por ejemplo) en dichos trayectos.
– Con un objetivo similar de mejorar la seguridad de los corredores, la aplicación Runsafe, ganadora del último SportsHack Challenge, es capaz de identificar las zonas de mayor delincuencia y crear rutas más seguras para los corredores.
– GainFitness, utilizando tecnologías de Big Data, es capaz de generar planes de entrenamiento individualizados para sus más de dos millones de usuarios en función de las características físicas del deportista, sus objetivos y “estilo de vida”, incluyendo localización, tiempo y equipamiento disponible.
3) Utilizan dispositivos móviles: Prácticamente cualquier teléfono móvil actual sirve de “sensor universal” para estas aplicaciones. Permite recoger todos los datos relativos a la distancia velocidad, recorrido, pulsaciones, etc. y subirlos a la aplicación junto con datos de los cuentakilómetros, GPS y de las pulseras de actividad (tipo Fitbit), y los resultados son accesibles también desde el dispositivo móvil.
En este sentido, la próxima evolución va a ser el Wearable Fitnesss, o el “internet de las cosas” aplicado al deporte y -sobre todo- a la salud. Este asunto da para un nuevo artículo, así que no me extiendo más.
4) Tienen un alto componente social: Una gran mayoría de los que practicamos deporte no solo lo hacemos para cuidar nuestra salud y por el afán de superar retos, sino también por su aspecto social; nos gusta practicar deporte en compañía por la motivación que ello supone, por la seguridad en caso de algún contratiempo, o simplemente por pasarlo bien y “socializar” a nivel personal.
Por citar otro ejemplo, uno de los mayores “ganchos” es la posibilidad de crear segmentos de una ruta, en los que el tiempo que tú has empleado en recorrerlos es comparado con el de todos los que han pasado por ese segmento y registrado su actividad en la aplicación. El incentivo que ello supone, sobre todo para los que tienen el espíritu más competitivo, es una gran fuente de motivación para seguir entrenando y superándote a ti mismo. Los segmentos y clasificaciones “KOM/QOM” (King /Queen of the Mountains) de Strava han supuesto en este sentido una auténtica revolución entre los ciclistas, que está llegando a afectar a las más elementales normas de cortesía en el deporte. Aquí un divertido vídeo sobre el mal uso de esta funcionalidad.
Bromas aparte, con el buen uso de su componente social, estas aplicaciones permiten crear una red de amigos que comparte tu afición, a los que les reconoces sus logros, comentas sus rutas o actividades, mantienes el contacto con ellos y te sirve como motivación extra para superarte y seguir entrenando.
Conclusión y moraleja para el mundo empresarial
Al igual que ocurre con las aplicaciones para el deporte, en el mundo tecnológico nos encontramos con que las soluciones empresariales de éxito ya no se limitan a registrar y medir (los llamados Systems of Records), sino que se apoyan en mayor o menor medida en las cuatro tecnologías clave resumidas en este artículo.
Los llamados Systems of Engagement, como el acceso desde dispositivos móviles, las herramientas sociales, y la capacidad de gestionar y analizar la ingente cantidad de información que viene del “internet de las cosas”, junto con el cambio en los modelos de negocio que permite la tecnología cloud, son realmente la clave para mejorar.